jueves, 23 de abril de 2009

9 años muerto

Primero de noviembre de 1998. En la madrugada los estruendos de las explosiones me despiertan. Mi sargento Espinosa llega a mi habitación y me dice: “se nos metió la guerrilla”. El efecto de los cilindros que ellos nos lanzan es muy devastador. Eso causa nuestra derrota. El comando de policía es incinerado, entonces nos dirigimos hacia un búnker. Como la munición de la guerrilla se está agotando nos lanzan gasolina con una motobomba. Muchos policías se entregan y nosotros quedamos atrapados en una casa.En la madrugada siguiente ingresa un gran número de guerrilleros a la casa y nos secuestran. El comandante guerrillero Urías Cuéllar, encargado del operativo nos explica que nuestro secuestro es para hacer un canje.Los primeros días navegamos en embarcaciones, después llegamos a un sitio donde nos establecemos por algunos meses. A mediados de noviembre nos traen radios, el mejor regalo que podemos recibir en cautiverio.


De 1999 a 2001 todos los días son iguales. A las 6 de la mañana nos despiertan, nos dan cafe y después el desayuno. La comida generalmente es arroz y granos, y cuando hay posibilidades nos dan pescado, carne de monte y pollos de los que ellos crían. Los campamentos son casas cubiertas de alambre de púas. En algunos campamentos nos construyen canchas de microfútbol y voleibol. Estamos en un campamento los 61 secuestrados de Mitú. En junio llega Grannobles (el hermano del Mono Jojoy) y nos dice que ya todo está solucionado, que en dos días nos liberan. Llega el día. Nos dicen: “Alisten y se van”. Primero salen los subalternos y nosotros, los mandos, salimos detrás. Pero ellos siguen un rumbo y nosotros salíamos para otro paquete. Ellos supuestamente van a secuestrar a unos políticos y luego nos van a liberar. Entonces llegan otros secuestrados Consuelo González de Perdomo, Alan Jara y Orlando Beltrán. La llegada de Alan es muy importante para nosotros porque nos enseña inglés, geografía, geopolítica. Él nos cambió el mundo. Pero luego las cosas cambian y durante cuatro meses permanecemos encadenados las 24 horas. Después nos llevan a un campamento llamado Caño Caribe, donde están Íngrid Betancourt, Clara Rojas, el senador Luis Eladio Pérez y otros políticos. El lugar es como un corral de cerdos, totalmente enmallado. Dormimos en una casa forrada en alambre de púas.

2004 Nace Emmanuel hijo de clara rojas con un guerrillero. Es blanquito y flaquito. El enfermero de la guerrilla lo trae a nuestro campamento porque los policías y militares le tiene algunos regalos. Pero luego, en agosto, tenemos que salir de ahí porque hay helicópteros sobrevolando la zona. Hacemos una caminata tortuosa de 20 días. La comida es escasa. En el camino hablo con Kid, Tom y Mark (norteamericanos secuestrados). Me cuentan que los hacieron caminar desnudos y descalzos por la selva. Íngrid está muy enferma, tiene hepatitis. Se ve en los huesos. La llevan cargada en una hamaca. Mi Coronel Mendieta también está enfermo de los riñones. El teniente Malagón tiene una pierna practicamente descompuesta.
Después de esa caminata llegamos a un campamento. Allí nos dividen en grupos de diez. En mi grupo está Íngrid Betancourt. Ella nos habla mucho, me quiere enseñar francés, pero en ese tiempo se fuga y después de 5 dias la recapturan, le prohiben hablar con nosotros. Como castigo le ponen una cadena al cuello las 24 horas del día. Con el tiempo le levantaron el castigo.

2007 Estoy en un campamento a orillas del río Apaporis. Hoy (28 de abril) se reúnen las condiciones para mi fuga: oscuridad y lluvia. El único equipaje que llevo son dos bolsas negras con farinha (una especie de harina de yuca) y un tarro de agua para utilizarlo como flotador. Son más o menos las 8 de la noche. Mientras un guerrillero sale a pasar revista a sus compañeros, yo aprovecho para salir al monte. Salgo arrastrándome. A medida de que el guardia va alumbrando con la linterna yo me quedo quieto, y en el momento en el que la apaga me fugo. Me arrastro alrededor de una hora, cuando llego a un sitio más despejado me incorporo, busco el río y me tiro. Me dejo llevar por la corriente. El agua está helada, salgo del río antes de que amanezca y me acuesto a dormir. No reconozco nada porque la selva es igual en todas partes.Me despierto y sigo mi camino por la orilla del río, pero me pierdo. Continúo perdido una semana, hasta que logro salir nuevamente al río con la ayuda del sol. Durante nueve días sigo el curso del agua que me lleva a la libertad. Encuentro con un grupo Jungla de la Policía, cerca del río. Ellos me llevan a San José del Guaviare y luego a Bogotá.

Esos 17 días en la selva me encomendé a Dios, le dije: “Si usted me va a sacar, bienvenido sea; si este es el final de mis días, por lo menos morí en libertad y si me va a regresar otra vez al secuestro, es su voluntad. Nueve años despues vuelvo a vivir.




John Frank Pinchao
subintendente de policia

Después de escapar de las cadenas con que las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (Farc) lo mantuvieron secuestrado por ocho años y medio, Pinchao sostuvo que esta experiencia le sirvió para darse cuenta que "aún en las mayores dificultades hay una última esperanza".
"Por difíciles que nos parezcan las cosas, siempre hay una solución, lo único que no tiene solución es la muerte, todo lo demás es solucionable", precisó.

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